
Q.e.p.d. "El Chiquitibum"
25/03/2014 I Julián Romo Madrigal | Ver más entradas

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Q.e.p.d. "El Chiquitibum"
Después de varios años de convalecencia y olvido, fallece el pasado sábado 22 de marzo en la ciudad de Guadalajara "El Chiquitibum".
Después del bochornoso acto de violencia por parte de aficionados del "rebaño sagrado" hacia policías, el futbol mexicano terminó por clavar el último clavo al ataúd del futbol como espectáculo familiar.
¿Qué hacer ante tales actos?, hay muchos actores en esta novela y, como en muchas cosas más, siempre se toma a un chivo expiatorio, en este caso, la Federación Mexicana de Fútbol. "Que la federación ya haga algo", "Hasta cuando entenderán los de la federación", "Que la federación tome cartas en el asunto"; esta última frase, es probablemente la única correcta, si lo tomamos en sentido literal, ya que la FMF sólo podría "tomar cartas" o, para ser más preciso, escribirlas, ya que no tiene las facultades para actuar de manera contundente en un problema tan serio.
La Femexfut, órgano rector del futbol mexicano, no tiene la capacidad de detener, multar o encarcelar a ningún aficionado, eso es responsabilidad de las instituciones de justicia; tampoco controla los estadios o taquillas; no conoce a los miembros de las barras ni se encarga de la seguridad en los partidos; lo que tiene es injerencia sobre los equipos, pero ¿a cuál le echas la culpa?, jugaban en el estadio del Atlas pero claramente los agresores eran aficionados, fanáticos, porristas o, como se les llama ahora, hinchada de las Chivas, normalmente promovidos por las mismas directivas. Ni los clubes ni las fuerzas de seguridad tienen la capacidad de identificar a las personas que ingresan a los estadios, mucho menos de evitar que ingresen este tipo de desadaptados, entonces, ¿qué debe hacer la federación?
La realidad es que este tipo de actos es un reflejo de muchas de los problemas que vive el país, un país sin justicia, sin educación, sin civismo y sin consecuencias; los actos violentos de este tipo de grupos son la forma más negativa, si se permite esta expresión, de una cohesión social enferma, de agrupaciones primitivas y ásperas que, al igual que en la naturaleza, se juntan en manadas o jaurías para sentirse más fuertes y seguros.
Al final, aunque las tribunas mexicanas cambien de aficionados a hinchas, de familias a pandillas y de porras a barras, en la cancha seguirá rodando el balón y eso tiene que ser lo primordial; ah, por cierto, Atlas y Chivas empataron a 1 gol.
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